La caricatura italiana. El DeLorean ché (2).
Porque no acabaron de adaptarse o por falta de calidad, una serie de delanteros de procedencia italiana dejaron por aquí su caricatura. Ya cogimos el DeLorean para hablar de Romario, hoy viajamos en él para recordar a unos cuantos fichajes chés.
Tras destacar en la Juventus a mediados de los 90, Christian Vieri recaló en el Atlético de Madrid en la 97/98 para hacer un auténtico temporadón. Marcó 24 goles en 24 partidos y se agenció el pichichi. La gran deuda del club colchonero y su mala relación con Antic, hicieron que solo durara en España esa temporada. Volvió a Italia, en este caso a la Lazio, entonces temible en Europa. Y es que lo de Vieri fue una de esas excepciones, los delanteros italianos fuera de su país rara vez funcionan.
Pero nosotros queríamos a nuestro goleador azurro, así que Pedro Cortés dio el visto bueno a Ranieri para traer al toro de Livorno. Era la época de copiar a los demás y de encapricharse de gente como Popescu…
Lucarelli, el jugador del Atalanta, era muy buen delantero, era joven (había disputado los Juegos Olímpicos de Atlanta 96) y, como Vieri, había triunfado previamente en la Serie B italiana. Tenía buena pinta. Pero no le acompañó la suerte aquí, tres goles en 19 partidos hicieron que Vlaovic fuera el tercer delantero para toda la vuelta en Liga. Además sufrió una dura lesión.
La temporada siguiente regresó a su país y volvió a ser el cazagoles que había sido en su habitat.
A la vuelta de Ranieri se volvería a intentar. Por un lado llegó Corradi, un delantero irregular de casi metro noventa que había destacado en el Chievo Verona y que había ayudado a la Lazio la temporada anterior a ganar la Copa de Italia. Fue parte del pago por la deuda que todavía tenían los romanos con nosotros por Mendieta. Un despropósito de incorporación. Más aún cuando se le había fichado esa misma temporada junto a Di Vaio.
Marco había triunfado en un gran Parma, motivo por el que la Juventus se lo había llevado a Turín. Con Trezeguet como primer delantero, Di Vaio no podía calcar sus números y vino a Valencia. Su calidad, al contrario que la de Corradi, estaba fuera de dudas, pero no llegó a aclimatarse y sus números, sin ser malos, fueron discretos, quizá demasiada presión encima. Otro italiano que se marchaba para seguir triunfando en su zona de confort dos temporadas después de haber aterrizado al otro lado del mediterráneo. Habiendo jugado además, a partir del mercado invernal del segundo año, cedido en el Mónaco.
A pesar de todo, la afición siempre recordará su testarazo en la final de la Supercopa de Europa contra el Oporto.
Y entonces llegó él. Franceso Tavano. Un jugador inflado por la prensa italiana que tenía menos calidad que Corradi y una dejadez legendaria. En medio de la guerra entre Carboni (ya director deportivo) y Quique Sánchez Flores, aterrizó este delantero con el beneplácito de Juan Soler, que estaba iniciando el camino hacia la actual debacle institucional.
Amedeo, en el mejor de los casos, mordió el anzuelo y se trajo un ariete con sobrepeso al que Quique se iba a negar a darle minutos. Unos 10 millones para jugar unos 200 minutos en seis partidos, ninguno como titular.
De Francesco recuerdo otros dos momentos que difícilmente olvide. El primero fue el de un Valencia – Olympiakos en 2006. Quedaba un mes para Navidad, el pase a la siguiente ronda de Champions estaba hecho y la siempre socarrona afición de Mestalla tenía ganas de juerga con el 2-0 en el marcador gracias a Angulo y a Morientes. Villa se había lesionado en la primera parte y había que relajarse y divertirse, que al menos íbamos a ser primeros de grupo.
En aquella época un servidor rondaba la zona de los banquillos, lo cual me había costado algún enfrentamiento con iracundos como Javier Aguirre, y justo en el momento en el que estaba sacándole una fotografía a Tavano, que se estaba rascando los genitales con ímpetu, la parroquia valencianista comenzó a corear de forma jocosa su nombre y a pedirle a Quique que lo metiera a jugar.
¡Y lo consiguió! Se le animó mientras hizo los estiramientos del calentamiento y jugó 15 minutos en los que no aportó absolutamente nada. Sustituyó a Angulo, que recibió una floja ovación en comparación con la que le tenían preparada al italiano. Inolvidable. Ojalá tuviéramos tiempo para reír como entonces.
El otro momento fue unas semanas después en el parking de Alcampo, la gran superficie de Port Saplaya, donde ya me había encontrado años atrás a clásicos de la liga como John Carew, Buyo o Baraja. Unos chavales un tanto conflictivos estaban vacilándole, a día de hoy sigo pensando que no era por su trayectoria deportiva, que ni siquiera sabían quien era, que simplemente eran gamberros.
El bueno de Francesco trataba de evitar pelearse, finalmente un seguridad salió en su ayuda y el asunto no fue a mayores como sí iría en Mestalla unos meses después; cuando logramos vengarnos del Inter en Champions (todavía en la memoria Farinós defendiendo la portería milanesa unos años antes) y David Navarro aguó la fiesta con su homenaje a Mike Tyson. Si el estado de forma del de Sagunto hubiera sido el de Tavano, después de agredir a Burdisso le hubieran cazado en la huida Córdoba, Zanetti o cualquiera de sus perseguidores.
Que grande! Me ha encantado el repaso!
El toro de livorno… Di vaio… Vaya tiempos!
Por cierto… Podrías haber puesto la foto de Tavano rascándose sus partes… 😂😂😂
Saludos!
La verdad es que sí. La época de Ranieri, los italianos y la estafa de la Lazio, jeje.
Una pena que no triunfaran aquí. Sobre todo Di Vaio y “El toro” que después al final si que hizo grandes números en Italia, si no recuerdo mal. Mil gracias Álvaro. Es un placer leerte. AMUNT!