Valencianista en Jaén, un sentimiento
Ser valencianista es un sentimiento que una vez elegido, no hay marcha atrás. Es un sentimiento que se suele generar en edades tempranas si hay alguien futbolero en casa, o si tus amigos de la infancia son muy futboleros, en caso contrario, a partir de los 8 – 12 años…
Ese fue mi caso, y es que gustarte el fútbol en Jaén es fácil, o eres del Madrid o eres del Barça, según sean en tu casa. Y en la mía, como no había ambiente de fútbol, yo mismo me generé ese sentimiento valencianista gracias a Aimar, Vicente, Baraja, Albelda y compañía.
A celebrar esos títulos cuando aún no era consciente de lo que estábamos consiguiendo. Lo celebraba sí, pero no sabía la magnitud de lo hecho, y no me imaginaba lo difícil que sería volver a repetirlo, si es que alguna vez lo repetimos. Hablamos del mejor Valencia de la historia, y yo, ignorante de mí, sin saberlo.
Recuerdo esas tardes con mis amigos, después del colegio en la plaza de la Catedral de Jaén (por cierto, preciosa, para quien no la conozca. Bueno, en general Jaén es precioso, tanto la capital, como toda la provincia) hablando de fútbol, y debatiendo si Vicente era mejor que Robben. ¡Qué buenos tiempos!
Recuerdo esos partidos con Benitez, intensos, donde el Valencia se adelantaba en el marcador y era imposible empatarle. Un cerrojo.
Recuerdo con especial emoción la primera vez que visité Valencia, Mestalla, el que ahora es considerado como uno de los mejores estadios del mundo, y yo, disfrutando como un enano… Un viaje a Valencia donde conocí a muchos valencianistas, de Foroché, donde nos emborrachamos, hablamos de fútbol y hasta hicimos turismo. Donde me hice fotos con futbolistas (Diego Alves, Ramí, Voro…) y vi ganar al Valencia 3-0 al Betis.
Recuerdo esas tardes de fin de semana con mis amigos jugando a la playa, con la Radio de fondo, y a la espera del Valencia o del Madrid (sí, casi todos eran del Madrid), para pedir comida a domicilio, normalmente al clásico Burguer Becker de Jaén, los días de partido especial, al Telepizza, y disfrutar del partido comentando cada jugada con ellos.
Recuerdo esos recreos, los que no jugábamos al fútbol, hablábamos de fútbol. De cómo había ido la jornada, de qué partidos había entre semana, o al siguiente finde…
Recuerdo una infancia de fútbol, valencianismo, y Jaén, inolvidable.
Hoy en día, 10 – 15 años después, no vivo en Jaén, sino que vivo en Madrid, lo cual es mucho peor para un valencianista. Y no porque me hayan tratado mal los madrileños, todo lo contrario, pero siempre hay ese deje de superioridad, siempre está ese sentimiento del Atleti o Madrid en cada esquina. Y eso, en tiempos difíciles del valencianismo, no es fácil.
Desde cualquier parte del mundo, ¡Amunt Valencia!